La Orden de la Santísima Anunciación, denominado de las monjas “Celestes” es una Orden Monástica completamente “mariana”. Se cultiva una tierna y filial devoción a la Reina de los Cielos, Virgen Anunciación, esplendor de nuestra Orden, a Ella especialmente dedicada. Se honra con especial devoción el misterio de la Anunciación.
Se celebran con profundo fervor y decoro las fiestas que la Iglesia le ha dedicado y las propias de la Orden.
María tiene un lugar muy especial en nuestra vida de ánimas consagradas. A su solicitud y a su amor confiamos nuestro camino hacia el Padre.
Nuestra vida contemplativa como sentimiento continuo de la presencia de Dios se concreta en los elementos:
Adoración del Verbo Encarnado, en el misterio de la Anunciación siempre presente entre nosotros en la Eucaristía, viviendo felices en el recogimiento de la Vida de la Virgen y de su Hijo y Maestro, en continua oración, en la meditación constante y en el trabajo asiduo, imitando a la Virgen María, uniformándose con Cristo como hijas del Padre Celeste, hermanas y discípulas de Jesús, en la laboriosidad del Espíritu Santo con simplicidad de vida y fraternidad sincera, acogiendo con generosidad y esperanza las alegrías, los sufrimientos y las propias cruces de la vida. Diciendo con Jesús Crufificado antes de morir: “Todo se ha cumplido”. Viviendo en la incontenible leticia del martirio de la resurrección para ser testigos en el mundo de la desmedida Misericordia de la Santísima Trinidad.